Por
mucho que Popeye insistiese en que si comía espinacas, te hacías mucho más
fuerte, yo ni por asomo se pasaba por la cabeza la idea de probarlas.
Es que
así cocidas solas, no me llamaban para nada…
Hasta
que un día, me invitaron a comer y tenían esta riquísima receta, os lo juro las
probé porque me insistieron un montón, y oye para mi sorpresa, estaban riquísimas y desde
entonces hacemos en casa, espinacas a menudo.
Ingredientes:
- 1 paquete de espinacas congeladas o frescas
- 2 cucharadas de mantequilla
- 2 cucharadas de harina
- ½ litro de leche
- Sal
- Pimienta
- Orejones
- Nueces
Preparación:
En
una olla cocemos las espinacas con abundante agua y sal.
Sacamos
y ponemos en un escurridor.
En
una sartén al fuego, echamos la
mantequilla, una vez esté derretida añadimos la harina de golpe, removemos y
dejamos cocer un par de minutos.
Ahora
echamos poco a poco la leche, sin dejar de remover para que no se hagan grumos,
hasta que la leche esté totalmente incorporada.
La
salsa bechamel nos quedará flojita,
entonces añadimos las espinacas poco a poco y removiendo bien para que se
mezclen.
Salpimentamos,
y le añadimos unas nueces troceadas y unos orejones cortaditos en taquitos.
Mezclamos
bien.
Servimos
en una fuente y espolvoreamos con más nueces y orejones picados.
Alyyyyyyy te quierooooooooooooooooooooooo!!!!
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